miré a una hermosa mujer y, no fue suficiente,
hice el amor con la luna y me di cuenta que solo fue necesidad,
abracé a una diosa y no encontré palabra alguna.
Era aquella búsqueda absurda,
turbadas en el espacio,
encerrados en el tiempo monótono y frío
como la contemplación de una belleza burda.
Observaba al cielo,
buscaba una respuesta,
respuesta tardía que,
después de varios días,
caí subyugado.
encontré una chispa en aquella oscura noche,
una luz penetrante se aproximó ante mí,
pronunciando sencillas palabras
encontré aquella réplica donde
nadie buscaría ni una fragmento de atención.
luchaba incansable contra el ruido de la mente,
y esforzando mis sentidos no logré otra cosa
más que me llamasen TONTO.
Sí, tonto e ingenuo,
buscaba la respuesta superficial a algo profundo,
sin saber que lo tenía conmigo,
dentro de lo más recóndito de mi alma,
si es que el alma está en el corazón.
La respuesta a aquel amor que se da
en las amistades como la nuestra,
Sencilla y plausible,
honorable y laudable.
observando y no contemplando,
logré observar ese lazo invisible que nos une,
y que a medida que nos vamos conociendo
se hace fuerte y frágil a la vez: fuerte por que no puede turbarse si es
verdadero, y frágil por que es sensible al sentimiento humano.
AMISTAD, es sinónimo de la inmensidad del mundo,
Porque el mundo no es solamente lo que vemos, sino también lo que
llevamos dentro de nosotros, y por ello, formas mi mundo, por que